¿Qué dice la Biblia sobre el cielo y el infierno?

Que dice la Biblia sobre el cielo y el infierno

En esta publicación vamos a escudriñar la fascinantes doctrinas que expone la Biblia sobre el cielo y el infierno. Lo cierto es que muy pocas doctrinas bíblicas logran despertar tanto interés y controversia entre cristianos y no cristianos como la doctrina del cielo y el infierno.

La realidades espirituales del cielo y el infierno son parte fundamental del mensaje bíblico, ya que describen o dan a conocer el paradero final del alma humana después de la muerte. Para tener un conocimiento apropiado de la doctrina del cielo y el infierno es necesario acudir directamente a la enseñanza presente en la Biblia.

De primera mano, podemos notar que el cielo es representado como la morada eterna de los salvos y justos, y el infierno es el lugar de tormento y castigo para todos aquellos que hayan rechazado la gracia de Dios.

El cielo bíblico, la morada de Dios y sus redimidos.

La Biblia es clara al describir el cielo como el lugar en el cual habita Dios (Salmos 33:13-14). Y por cielo, nos referimos a lo que el Apóstol Pablo mencionó como el Tercer Cielo (Cf. 2 Corintios 12:2).

En la teología bíblica, el primer cielo es el cielo atmosférico que está justo por debajo de la atmósfera terrestre. El Segundo Cielo es el lugar externo a la atmósfera terrestre, lugar en el cual está el resto del universo.

El Tercer cielo a diferencia del primer y segundo cielo, no se trata de un lugar físico, sino de un lugar espiritual. Dios al ser espíritu (Juan 4:24), sería ilógico creer que su grandeza sea contenida por su creación física, que obviamente es ínfimamente más pequeña que Él.

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Podemos notar que Jesús también confirmó la existencia del cielo y no solo eso, sino que también afirmó que él mismo es la morada o lugar de residencia de Dios, cuando dijo:

En la casa de mi Padre muchas moradas hay… voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

Juan 14:2

El cielo no es solo un concepto bíblico o un simple simbolismo que trata de explicar una condición espiritual, sino que es un lugar real preparado por Dios para todos los que han sido justificados por la fe en Cristo y los justos anteriores a la Iglesia.

En este lugar no habrá más llanto, dolor, muerte, lágrimas o sufrimiento (Apocalipsis 21:4), todos los defectos y realidades negativas que rodean nuestra existencia terrenal ya no tendrán más efecto en nosotros, es más, no existirán.

La Biblia expone que el cielo a diferencia del infierno, es el cumplimiento perfecto del propósito redentor de Dios para sus fieles creyentes. En este punto la comunión entre Dios y Su creación ya ha sido totalmente restaurada por Él.

Las características del Cielo.

La Biblia describe al cielo como un lugar de luz, santidad y gozo. Nos es presentado como la Jerusalén celestial, el lugar de asamblea para los redimidos de Dios y los ángeles (Hebreos 12:22-23).

El apóstol Pablo habla del cielo como elparaíso” resaltando lo asombroso que es dicho lugar (2 Corintios 12:2-4), un lugar en el cual los creyentes experimentarán un estado de plenitud espiritual de la gloria de Dios sin limitación humana alguna.

La vida futura en el cielo.

La vida en el cielo será una vida activa. Los redimidos adoraremos a Dios, serviremos en su presencia y participaremos de Su gobierno (Apocalipsis 22:3-5).

Los escritos bíblicos también nos enseñan que los creyentes recibirán un cuerpo glorificado, semejante al cuerpo resucitado de Jesús (Filipenses 3:20-22). El hecho de que recibiremos un cuerpo físico glorificado, significa que habrá en nosotros una perfecta armonía entre nuestra existencia física y espiritual.

Nuestro acceso al cielo.

El acceso al cielo no depende de ningún mérito humano, el acceso al cielo para la Iglesia es por medio de la gracia de Dios mediante la fe en Jesús. Jesús mismo afirmó:

Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Juan 14:6

La fe puesta en la obra redentora de Jesús es la única vía por la que aquellos que hemos sido expuestos al mensaje del Evangelio podemos alcanzar la salvación. No hay salvación fuera de Jesús (Hechos 4:12).

Los santos del Antiguo Testamento entrarán al cielo en base a su fe y cumplimiento de la ley de Dios. Y los que jamás escucharon el mensaje del Evangelio o sobre el Dios de la Biblia, serán juzgados conforme a su propia conciencia (Romanos 2:12-15). Las personas que bajo el juicio de la conciencia sean consideradas justas, también accederán al cielo.

Ya que hemos visto lo que nos comunica la Biblia sobre el cielo a continuación veremos lo que nos dice acerca del infierno.

El infierno bíblico, un estado de separación eterna de Dios.

La Biblia señal de forma directa y contundente la existencia del cielo y del infierno. Es importante comprender que el vocablo infierno en la Biblia no es un símbolo o metáfora, sino que es un lugar real de castigo perpetuo en para todos los que han rechazado la gracia de Dios.

El origen y propósito del infierno.

Jesús fue quien enseñó más sobre el infierno que cualquier otra persona registrada en la Biblia. Él describió al infierno con el vocablo griego “gehenna” (Mateo 10:28). El vocablo bíblico griego gehenna se refería al Valle de Hinom, un lugar en el cual antiguamente se quemaba basura y cadáveres.

Con esto Jesús comparó la existencia del infierno y el tormento que se sufre dentro del mismo con un basurero ardiente. Jesús hizo hincapié en que el infierno como tal significa la separación total y consciente de la presencia de Dios. Un punto de no retorno, un punto de inflexión, en el cual la persona que cae ahí no tiene vuelta atrás.

Comunicando de forma directa y contundente la severidad de la decisiones espirituales que toma el ser humano.

El infierno no fue preparado originalmente para las almas humanas, sino que el mismo fue preparado específicamente para el diablo y sus ángeles (Mateo 25:41). Toda aquella persona que persiste en el pecado y decide voluntariamente rechazar la gracia de Dios comparte el mismo destino con el diablo.

Las características del castigo en el infierno.

La Biblia describe el infierno como un lugar de sufrimiento, llanto y desesperación. Jesús dijo sobre el infierno que ahí sería “el lloro y crujir de dientes” (Mateo 13:42) y de “un fuego que nunca se apaga” (Marcos 9:43-48). Las expresiones de Jesús no son metafóricas o simbólicas, sino que son descriptivas. Revelando la realidad del sufrimiento espiritual y moral que produce la separación definitiva de Dios.

Con esto en mente, podemos notar que la Biblia establece un claro contraste entre el cielo y el infierno. En donde el cielo es un lugar de sumo gozo y el infierno un lugar de sumo sufrimiento.

Por otro lado, la Biblia revela que el infierno no es el destino final, sino que el alma de las personas que están allí, serán sometidas al juicio condenatorio del Gran Trono Blanco y posteriormente serán lanzadas al lago de fuego (Apocalipsis 20:11-15). En este lugar serán echados todas aquellas personas cuyos nombres no están inscritos en el libro de la vida.

De este modo, por medio del lago de fuego, Dios se asegura de haber depurado y separado el bien del mal, la vida de la muerte y la perfección de su creación del pecado.

Dios, un Ser de amor y justicia.

Hay quienes ocupan el atributo divino del amor como argumento para desmentir la existencia del infierno, asegurando que un Dios de amor jamás permitiría un lugar tan terrible como el infierno. La respuesta a la compatibilidad del amor de Dios con la existencia del infierno se encuentra si también se toma en cuenta Su Santidad y Justicia.

Si Dios es perfectamente justo, no puede ignorar el pecado, si lo ignora, entonces no es justo. Si no es justo, significa que es corrupto, y si Dios es corrupto significa que tampoco es Santo. Así que si tomamos en cuenta otros atributos naturales de Dios, podemos fácilmente evidenciar que si es compatible la existencia del infierno sin que eso signifique que Dios no es por naturaleza amoroso.

Ante la realidad del infierno, Dios ofrece la salvación por medio de Jesús para librar al ser humano de dicho lugar (Juan 3:16). La existencia del infierno no contradice el amor de Dios, sino que confirma el respeto de Dios por la libertad humana para decidir. Las personas que rechazan a Cristo, eligen de forma consciente su destino eterno.

La eternidad en la Biblia, el cielo y el infierno como una elección.

Ya vimos la exposición que ofrece la Biblia sobre el cielo y el infierno, a continuación veremos lo que afirma la Biblia sobre la elección de algunos de estos 2 lugares como destino eterno.

El mensaje que nos provee la Biblia es clarísimo, todas las personas tienen un destino eterno y les corresponde decidirlo en esta vida. La Biblia nos dice:

Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio.

Hebreos 9:27

Las personas que aceptan el Sacrificio de Jesús a favor de sus pecados, son reconciliadas con Dios y heredan la vida eterna. En cambio, las que rechazan la gracia de Dios, permanecen en un estado condenación. Jesús resumió esta verdad con las siguientes palabras:

E irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Mateo 25:46

Podemos ver que no hay un punto medio de elección. La Biblia nos expone que debemos de decidir entre el cielo y el infierno. La eternidad es un estado irreversible, por lo que la decisión más importante que vamos a tomar en esta vida es escoger en qué lugar pasaremos la eternidad.

La esperanza de vida eterna para el creyente.

Para nosotros los cristianos, el cielo no solo se trata de una recompensa futura, sino que es una esperanza viva que afecta y transforma nuestra vida terrenal. La exhortación bíblica al respecto es clara:

Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.

2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Colosenses 3:1-2

La esperanza de vida eterna nos da fuerzas ante el sufrimiento que podamos experimentar en esta vida, motiva a guardarnos en santidad y sobretodo fortalece nuestra fe. El simple hecho de saber que un día estaremos cara a cara con nuestro Salvador, nos da el impulso para vivir una vida llena de propósito, basada en la humildad, compasión y amor.

La promesa de que un día habitaremos junto a Dios, nos recuerda que todo esfuerzo que empleemos a causa de Jesús tiene un valor eterno (1 Corintios 15:58).

La existencia del infierno también nos recuerda la urgencia que hay en predicar el Evangelio con compasión. Ya que el destino eterno de cada alma depende la relación que está haya establecido con Cristo en vida.

Conclusión sobre la enseñanza de la Biblia con respecto al cielo y el infierno.

El cielo y el infierno no son vocablos que nos redirigen a metáforas o ideas huecas, sino que son términos que revelan realidades espirituales eternas establecidas directamente por Dios. Ambas revelan la profundidad del carácter de Dios, su amor infinito y justicia perfecta.

El cielo manifiesta el amor de Dios; en cambio el infierno manifiesta la justicia divina, el respeto de Dios por la voluntad humana y Su perfecta justicia.

La Biblia nos hace un llamado para reflexionar con seriedad sobre nuestro destino en la eternidad. Cada día que estamos viviendo es una oportunidad para decidir en qué lugar pasaremos la eternidad. Tanto la salvación como la condenación requieren de perseverancia. No solo se trata de querer ser salvo en una ocasión, sino que hay que llevar un estilo de vida que nos lleve al cielo.

Cada día es una oportunidad que Dios da a cada persona para que ésta pueda aceptar el perdón de sus pecados y así asegurar un destino eterno ante Su presencia. A como dijo Jesús:

Regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

Lucas 10:20

Gracias por llegar hasta el final de esta publicación, dime: ¿Qué te parece la enseñanza que transmite la Biblia sobre el cielo y el infierno? ¿Ya está listo para partir de esta tierra y estar en la presencia de Dios? Sino es así, ¿Qué te impide buscar de Dios y su gracia? ¡Déjame saberlo en los comentarios!

Puedes acceder a mi publicación anterior en el siguiente enlace: ¿Cuál es la diferencia entre el alma y el espíritu según la Biblia?

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